domingo, 17 de abril de 2011

MANUEL, MAESTRO, DAME UNA FRASE

Manuel, maestro, dame una frase


Ya no regalo frases - me contestó.


Entonces, véndemela.


Anda, búscate la vida - fue su respuesta.


Se había hartado de darme frases y yo sé que le sobran pero estaba reticente, inamovible en su decisión. No insistí pero me encontré desamparada. Adolezco de frases y las necesitó para comenzar mis relatos. Además me pareció injusto porque yo las uso y se las devuelvo sin faltas ortográficas, con la sintaxis perfecta y la semántica adecuada. Esas frases son como la batería de un coche, lo pone en marcha y llega a terrenos insospechados, imaginativos, donde las alegrías se hacen palabras, las angustias afloran y, rompiendo la tierra, ven el sol y son bañadas por la lluvia catártica, porque hasta los relatos más sencillos necesitan su frase sencilla para nacer. Como mi tierra está yerma y de mi hoy no puede germinar ni una brizna ni un rastrojo con sentido, he salido a la calle a buscar una frase para mi relato. Y aquí estoy, en un parque lleno de niños, mamás, adolescentes y viejos al primer sol de primavera, esperando una frase que me inspire.


Ya está haciendo calor.


Mi mujer tiene una hernia discal y la tienen que operar.


¡Niño, no tires piedras!


El parto de mi Eduardito fue rapidísimo, con epidural, claro.


El Barça hoy pincha con el Madrid, ya lo veréis.


Eran frases demasiado triviales, no me inspiraban nada para comenzar un relato. Manuel, maestro, ya podías haberme vendido una frase, ¿qué te costaba?, o habérmela alquilado y ahora yo estaría en mi casa llenando con palabras un papel en blanco.


Me he ido del parque bastante desanimada y he encaminado mis pasos hacia una calle comercial y concurrida. He reprimido mis ganas de parar a la gente y pedirles “Dígame algo” así que me limito a escuchar.


Estaban muy rebajados, he comprado dos pares.


Entremos en éste, creo que tienen buenas tapas.


Me han contando que la tenía en un sin vivir a la pobre, por eso hizo lo que hizo.


Manuel, maestro ¡ya la tengo, ya tengo la frase que tu te has negado a venderme!, ¡y me ha salido gratis!. "¡La tenía en un sin vivir!" Si hubiera dicho "La tenía muerta a la pobre" no me hubiera servido. "Muerta" supone algo estático, sin embargo "sin vivir" me sugiere angustia, altos y bajos en un estado de ánimo, desesperación, desconcierto. Además, puedo utilizar in media res en mi relato.


Me voy a casa. Me espera un papel en blanco vacío de ideas, de palabras, de historia. Ya tengo el punto de partida.



María Cruz Quintana 17/04/2011

1 comentario: